Almas gemelas

Salió a pasear la soledad sin saber que esa noche encontraría, junto a las piedras del parque la compañía que siempre había deseado.

Al pasar por el banco que está frente a la entrada de la iglesia, al lado de la piedra gris descomunal, que habían traído para esculpir la estatua del caudillo, lo vio sentado, con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos fijos en el firmamento, deslumbrado con la belleza del espectáculo celestial.

Intrigada por placidez de su rostro, calladamente, se sentó a su lado. El, sin mover la cabeza le susurró:
- Hace tiempo que te espero!!

Ella sorprendida, sintió que toda la soledad vivida la abandonaba para siempre y le dijo:
_ ¿Cómo sabes que me esperas, si ni siquiera me has mirado para saber quién soy?

El, sin dejar de mirar a las estrellas, deslizó su mano y tomando la de ella le dijo:
- No necesito los ojos del cuerpo para mirarte. Te he visto con los ojos de mi alma y sentí como huía para siempre la soledad.

La casa de las ciguapas

Hace mucho tiempo, en un pueblo del sur del pais vivian los Billos, una familia que a decir de los lugareños guardaba un terrible secreto.

Nadie en el pueblo se atrevia a pasar por la acera de su casa despues de la seis de la tarde, pues decian que se oian voces que hablaban en un lenguaje extraño que hacia enloquecer al que lo oia. Ese rumor se propago despues que la hija de Don Esmerilio se volvio loca. Dicen que al salir de la procesion del jueves Corpus, al anochecer, para acortar camino paso por la casa de los Billos y desde entonces nunca mas ha servido de la mente.

Los Billos llegaron al pueblo en epoca tan remota que nadie sabe precisar con exactitud que años corrian. La mujeres siempre llevaban largos y anchos vestidos oscuros, que no dejaban ver ni un apice de las extremidades. Cuando caminaban parecian flotar sobre la acera. Los hombres lucian sin inmutarse sotanas negras aún cuando hiciese el calor más sofocante.

Que familia tan extraña! Parecian sacados de una pelicula de los Locos Adams. Sin embargo ellos no se daban por enterados de la impresion que causaban en el pueblo. Todas las mañanas Doña Cármen Billo salía a barrer el frente de su casa y saludaba a los vecinos que pasaban temerosos, por la acera del frente. Parecía una sombra, de alta de estatura, con el pelo largo que le llegaba a la cintura desparramado sobre los hombros y la cara, unas manos huesudas que parecian traspasar más que agarrar el palo de la escoba que se movia como si tuviera vida propia.

Ese dia en la casa de los Gomeras, un cuarteto de adolescentes se había reunido para tomar una importante decisión: descifrar el misterio que rodeaba a la familia Billo. José, Antonio y Pito Gomera, acompañados de Manuel Alcántara, planificaban como entrar a la casa de los Billos. Quien podría imaginar el curso de los acontecimientos que esta decisión acarrearía para esos muchachos!

Continuará... ...

Mirando el tiempo pasar